<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d36639360\x26blogName\x3dPrincipito+desencantado\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://principitodesencantado.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://principitodesencantado.blogspot.com/\x26vt\x3d6790624664050696456', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

Principito desencantado

Historias de un principito sin reino y sin princesa

02/02/06 ¿Último capítulo?

Ayer se levantó bastante tranquilo. Descubrió en su móvil un mensaje de alguien especial y eso le hizo esbozar una sonrisa. Recordó todas las veces que en este último año y medio había despertado con una llamada perdida de ella. Tenían esa especie de código no escrito. Todos los días, antes de cerrar los ojos y después de abrirlos, el uno se acordaría del otro de esa manera. Hace meses que eso ya no ocurre.

Sin pensarlo demasiado, se levantó y se fue directo a la ducha. Allí consiguió desperezarse. Al salir, se vistió con aparente calma y se fue a desayunar. Después de apurar las ultimas gotas del vaso de zumo fue a su habitación a preparar su mochila. Una vez hecho esto se fue a lavar los dientes y a darse un poco de crema en la cara. En esto que sonó su teléfono. Era ella. Lo cogió. Fueron tan solo dos minutos de conversación. Ella solo le llamó para darle los buenos días, nada más. ¿Quién lo entiende?

Cuando él salió de su casa se dirigió a la parada del autobús. Allí, mientras esperaba en esa mañana de frío y niebla, un par de lágrimas se escaparon por sus mejillas. No podía remediarlo. Aún, de vez en cuando, sigue preguntándose por qué se rompió su burbuja.
| siguiente »
| siguiente »
| siguiente »
| siguiente »
| siguiente »
| siguiente »
| siguiente »
| siguiente »
| siguiente »

» Publicar un comentario