Ya no sé ni por dónde empezar. El viernes no pasó nada reseñable, otro día más. Pero el sábado...
Vaya día. Me aburrí, me aburrí mucho y esto es grave. Fui con mi amigo J y algunos conocidos a cenar a una finca. Hasta aquí todo bien pero analizo: dieciséis personas, de ellas, cinco parejas, otros cinco chicos y yo. Cenamos y todo bien pero la sobremesa se iba alargando mas de lo debido y yo ya me lo veía venir. Saqué levemente el tema de recoger y bajar a tomar alguna copa a algún pub o discoteca pero allí la gente no se quería mover. Sinceramente no es mi plan "preferido" de fin de semana. Creo que cuando tenga treinta y pico años (no queda mucho) y una pareja más o menos estable, me apetecerán hacer este tipo de cosas pero hasta el momento no. El caso es que me rayé sobremanera y aludí a una llamada telefónica para escapar de allí. Más líos.
La llamada ocurrió realmente y fue de
mi rubita preferida. Quería que hablásemos un rato. El día anterior me comentó que estaba mal (y quién no?) y que no había conseguido dormir en una semana. El caso es que me escapé sutilmente y bajé hasta un bar donde pudimos hablar un rato aunque de una manera accidentada ya que sus amigos y su novio no dejaban de interrumpirnos. La pregunté que por qué últimamente no quería quedar conmigo cada vez que volvía a mi/su ciudad y me dijo que cada vez que lo hacia luego se quedaba dos semanas jodida llorando. No matizó si eso aún ocurre pero me parece que sí. Me sorprendió y me entristeció y más cuando tiene novio desde hace varios meses. No la culpo, sé que se pasa mal pero también cuando ella me necesitó yo estuve ahí. La intenté explicar que yo también sufrí con lo nuestro pero parece que no quiso creerme. Lo que ella no sabe es que mi cabeza quiso quererla pero mi corazón no lo consiguió. Algún día se lo contaré.
Y para acabar me encontré con
la chica de nochebuena, aquella que hace menos de dos meses me preguntaba por mis sentimientos. Parece que después de esa conversación y mi negativa me descartó definitivamente, al menos como algo más que "amigos con derecho". La vi, la saludé, la pregunté si después iba a ir a otro sitio y me fui. La dije que yo no sabía si iría. Mentí, sí que lo sabía y desde luego que no iba a ir. Me fui a casa y me metí en la cama. Hoy me despierto con un mensaje de ella en mi móvil recriminandome mi ausencia y la falta de mimos. Que cara. La contesté diciéndola que todo se debió a su falta de interés. De casualidad, hoy, coincidimos juntos en el tren un ratito y parece que nuestra relación se ha enfriado bastante. Pues que la cosa se quede ahí.
Llego aquí, a mi nueva ciudad, y
quedo con M. A esta podría dedicarla todo un capitulo pero para otro día. Hace lo de siempre, me pone su sonrisa y todo genial. Pues no. La conté mi horrible finde y que estoy mal. Realmente creo que me escucha pero no la importa demasiado, no es como yo. La dije que se portó mal en la cena de hace unos días (
fue este día) y ella lo mismo, sonrisita. Por contra, ella me cuenta lo feliz que es, lo bien que se lo pasa y de paso, aprovecha para pedirme otro favor, el enésimo más o menos. Yo, como soy blandito y algo gilipollas la digo que vale. Ella sigue intentando animarme y me salta con un
qué pasa? que no ligas? La cuestión no es ligar o no ligar, la cuestión es encontrar a alguien que sea capaz de hacerme estremecer el corazón. Claro que esto solo lo pensé para mí, a ella no la contesté, no merecía la pena, no lo entiende... Voy a dejar de hacerla tanto caso.
Estoy mal. Me siento sin rumbo, solo y absolutamente fuera de lugar. Menos mal que mañana voy a trabajar y allí desconecto de todo y de todos. Gracias por leerme y por vuestros comentarios, en momentos así me hacen sonreír.
Etiquetas: paranoias, sentimientos, situaciones