Así es. Siempre que aparece me desestabiliza, siempre. Hoy he tenido tres horas de tren conmigo mismo y con mis recuerdos. Su olor, su pelo, su sonrisa, la primera vez que me dijo que nos tiraramos al césped, nuestra primera película, sus regalos, nuestros emails, sus abrazos, el corazón que dibujó en mi ducha, su pijama, nuestros bailes bajo la lluvia... tantas y tantas cosas. Por suerte, en momentos como hoy, me doy cuenta de que mi memoria va filtrando mis recuerdos y apenas me vienen a la memoria nuestros peores momentos.
Puede que en otra época hubiera respondido a ese mensaje y es más que probable que lo hubiera hecho con unos cuantos reproches. Hoy, después de que el tiempo haya hecho su trabajo, más maduro, ni siquiera lo leí más de tres veces. No forma parte de mi vida, ella me excluyó. Ahora, solo forma parte de mis recuerdos.
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