La chica del vestido blanco ha vuelto a aparecer. Primero lo hizo con varios mensajes y después con una llamada telefónica. Muchas explicaciones sin yo pedirlas. Al final intentamos quedar pero de nuevo me dió plantón. Sin embargo, anoche, por fin, la volví a ver. Como de costumbre llevaba vestido aunque esta vez no era su famoso vestido blanco. Hablamos de ella y de nosotros. Ella está bastante liada y nosotros aún no somos nosotros ni de lejos. Le acompañé a casa entre besos y abrazos y con mucha ternura, extraño, acabó la cosa.
Ella me gusta pero tiene muchas inseguridades. Yo hasta que no concluya mi traslado laboral y vuelva a mi
nueva ciudad, la suya, tampoco voy a hacer nada más. Veremos si en el futuro somos capaces de pasar algún tiempo juntos o al menos vernos a la luz del día, eso ya sería todo un logro.
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