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Principito desencantado

Historias de un principito sin reino y sin princesa

19/05/06 Otra vez amarillo

Esta vez me pillo. No quería quedar con ella pero al final bajé y estuvimos juntos. Lo que al principio serían veinte minutos se convirtió en más de tres horas. ¿De que hablamos? Pues al principio como siempre, volvimos al pasado, me desahogué con rabia y ella lo encajó bien. Aunque parezca mentira ha madurado, creo que definitivamente quiere ser mujer y dejar a un lado la niña que era antes. Me alegro mucho. Además ha reconocido que lo nuestro se rompió, entre otras cosas, por esa falta de madured que parece que ahora ya tiene. También la he visto muy estable, solo una vez ha perdido la compostura y se la han escapado unas pocas lágrimas. Creo que va por el buen camino y me alegro que tenga una persona en la que apoyarse. Me da mucha rabia que esto no lo hiciera conmigo pero lo importante es que lo ha hecho da igual quién esté a su lado. Hablamos un poco de nosotros pero siempre es lo mismo, tengo la sensación de que ambos sabemos que aún hay algo pero también sabemos que es muy alto el muro que ahora mismo nos separa. Aunque luego he estado muy a gusto con ella la he dicho que ahora no podemos ser amigos, que quiero dejar de sentir rencor y ganas de llorar cada vez que estoy con ella. Eso llegará con el tiempo y seré yo quién la llame. No quiero perderla.

La despedida fue triste, aún más que las despedidas de Portugal. Aunque me moría de ganas por abrazarla no lo hice porque sé que un abrazo me haría sentir cosas y quizás alguna lágrima como las que comienzan a salir de mis ojos en este momento. Al final volvimos los dos la cabeza como esperando que uno de los dos volviera. Antes siempre lo hacíamos. Cuando de nuevo giré la cabeza sonreí, fue la sonrisa más triste que recuerdo.

Un beso muy fuerte amarillo.
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