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Principito desencantado

Historias de un principito sin reino y sin princesa

15/02/06 Y de nuevo apareció amarillo

Fueron una cocacola y un chocolate. Algo falló desde el principio, ya no eran un batido y un helado, ya no era como antes... Parecía un claro precedente de lo que después pasaría.

Ella ha dado un paso muy importante en su vida y estoy orgulloso de ello. Me apena que no lo diera conmigo, que no quisiese compartir ese duro momento a mi lado pero eso ahora es lo de menos, lo ha dado y estoy muy feliz por ella. Tiene miedo pero todo saldrá bien. Ahora solo queda luchar, ser fuerte y sabe que para eso siempre me tendrá. Hubo muchas lágrimas.

Después me ofreció recuperar nuestra burbuja, me ofreció volver a ser solo la mitad de felices que fuimos pero ya es tarde. Lloré mucho, lloramos los dos. Ella lloraba de amor y yo de rabia, de rabia porque algo en mí ha cambiado, mi sentimiento ya no es el mismo y lo peor es que ella es la única culpable. No me costaría nada volver a intentar quererla, estoy seguro, pero ya no quiero volver sobre mis pasos, sobre los cientos de lágrimas que derramé, sobre todas esas noches que pasé en vela mientras sus labios besaban a otro, eso ya pasó. La dije que con ella fui el hombre más feliz del mundo pero que toda esa felicidad el día 11 de noviembre se tornó dolor. Ella lo sabe. Creo que la vida nos dio esa oportunidad, la de vivir uno al lado del otro para siempre, pero, por unas causas u otras, la dejamos escapar. Una verdadera lástima.

Ahora hay nueva gente en mi vida, han aparecido personas increíbles y que merecen la pena. Gente que me prestó sus alas y que quizás ahora necesitan las mías. Y quiero darles esa oportunidad. Quiero sonreir al lado de otras personas y tarde o temprano alguien llegará.

A pesar de todo, para amarillo, siempre tendré unas alas en forma de abrazo.
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